¿A quièn no le gusta, de vez en
cuando un rico y delicioso alipuz? .Quizà uno de los primero que degustamos en
nuestra vida, fuè el rompope, sì, èse de color amarillo y a veces, un poco “pegador”. Pero no
solamente lo podemos saborear en copitas después de una rica comida, también se
usa en postres, galletas, paletas, nieves, pasteles… ¡Ya se me hizo agua la
boca!.
Esta bebida espirituosa, nació en
los conventos durante la época virreinal, siendo las monjas clarisas las que
recibìan a las autoridades del gobierno y eclesiásticas de la época. Para
agasajarlos, hacían sus mejores platillos y bebidas; entre ellas el rompope,
pero las pobres monjitas no lo probaban, sòlo se ofrecía a las visitas. Y le debemos a una mestiza
de nombre Eduviges quien memorizò la receta y luego se las arregò (¿còmo le habrá
hecho?) para que también las monjitas pudieran tomarse un rompopito de vez en
cuando.
El sabor del rompope poco a poco
fuè mejorando, y fuè tan bien aceptado entre las familias de las monjas, que se
les ocurrió hacer negocio y venderlo; logrando asì un buen sustento para los
conventos. Y aunque la receta original no es propiamente mexicana, en su
proceso de mestizaje se le agregaron ingredientes que han mejorado
considerablemente su sabor. Hay quienes afirman que el rompope nació en la casa
del artesano colimense Pedro Gonzàlez, y que luego pasò a Puebla, pero… sea
como fuere, hoy en dìa podemos darnos el gusto de decir “salud”. Foto: tripadvisor
No te quedes con las ganas de decir ¡salud! de una manera muy tìpica. Este arcòn contiene todo lo necesario
El sabor de tus reuniones tendrà un toque ùnico si sirves tu rompope u otras bebidas en èstos lindos vasitos tequileros.
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