Foto: cortesía de bcgov
Es bien sabido por todos, lo importante
que es el dinero, en éste y en todos los tiempos! Pero no siempre existieron
los cheques, bonos del tesoro, billetes de muchos pesos, ni monedas… Entonces…
¿cómo le hacían para comprar y vender? ¡Aaaaahhhh! Pues a través del trueque
(intercambio), o bien, habían algunos objetos que se utilizaban como moneda
corriente. Por ejemplo… nuestros ancestros mexicanos empleaban las semillas de
cacao o los canutos de oro.
Pues bien, con el paso del
tiempo, y luego de la colonización, era necesario estandarizar algo que
facilitara las transacciones comerciales. Y bueno, el descubrimiento de metales
preciosos (oro y plata) en las colonias españolas dio pie para fabricar las primeras monedas.
Pero no eran como ahora las
conocemos… no… porque se hacían con troqueles irregulares, y claro, su
fabricación era muy rústica; de hecho... no eran todas iguales, ni tampoco tenían
una forma bien definida. Eso sí, tenían un nombre muy chistoso… se llamaban “macuquinas”,
que quiere decir: robar, cortar o desgastar. Viene de la palabra árabe “macuco”.
¿Cuánto valían las dichosas
macuquinas? Tenían diferente denominación, eran de 1, 2, 4 y ocho reales. En
una cara tenían el escudo de España y en la otra las columnas de Hércules con
la leyenda “plus ultra”. Con el paso de
los años, se fueron descontinuando, y fue entonces cuando la Casa de Moneda se
encargó de tales menesteres monetarios.
Para que tus "reales" o tu morralla siempre esté a buen resguardo, será mejor que lo guardes en un lindo monedero bordado
Pero para ahorrar macuquinas o unos buenos pesos... mejor éste alcancía... y nadie te sorprenderá con el "mira Bartola... ahí te dejo estos dos pesos...."
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