Déjame contarte
que le debemos ésta deliciosa aportación a una pequeña llamada Leobarda
Castellanos García, a quien le encomendaron la misión sagrada de cuidar la
“cuajada” para elaborar quesos, pero por un descuido (a lo mejor andaba
noviando…) se le pasó el tiempo de espera… y para evitar el regaño de sus
papás, se le ocurrió ponerle agua caliente a la cuajada, dando como resultado
una mezcla de consistencia chiclosa, y le puso “quesillo”. Los papás probaron
ésta creación y les gustó, y también fue muy bien aceptada entre los pobladores
de Etla.
Y no solamente
se utiliza para las quesadillas, pues enriqueció la gastronomía oaxaqueña pues…
¿quién no ha probado unas tlayudas con queso? ¿o las semitas poblanas?. Su uso
es ilimitado, pues es de un uso muy versátil.
Pero como les
comentaba… ya se hace en todo el país… y el proceso de su elaboración es un
tanto complicado… pues primero se obtiene de leche cuajada y fermentada, además de someterse
a temperaturas altas hasta que obtiene consistencia elástica, luego se estira y
se forman las pelotas de queso que hemos visto en varios mercados. Pero ¡no
solamente eso! Pues hay que cuidar el nivel de acidez y el punto exacto de
cocción.
Así que ya lo
sabes…. Si andas noviando y se te quema la comida, mejor inventa un platillo
nuevo… podrías pasar a las páginas de la historia de la gastronomía de nuestro
México lindo y ¡qué rico! Foto: esla
A la hora de atender a tus visitas, ¿Qué tal éstos palitos coquetos? de seguro el quesillo de Oaxaca u otras botanitas sabrán mucho mejor...
Si andas atareada cocinando y te visita tu galán, ¡que te encuentre linda! sorpréndelo usando un hermoso mandil bordado, ¡la comida te quedará mucho más sabrosa!
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